A sólo hora y media de la
ciudad de Guadalajara, se encuentra un poblado que vio nacer la cultura en
Jalisco, Teuchitlán, considerada por algunos investigadores, como una de las
zonas arqueológicas más importante del occidente de México.
Teuchitlán proviene del
náhuatl y significa lugar dedicado al Dios o lugar del Dios viejo o Dios
Antiguo Tenoch Teo (Dios) Chi (Viejo) Tlán (lugar). No se confunda con
Teotihuacán – Lugar donde los hombres se convierten en Dioses. Actualmente,
Teuchitlán es un pueblo mexicano tradicional localizado dentro de la Ruta del
Tequila en el Paisaje Agavero, el cual fue designado Patrimonio de la Humanidad
por UNESCO en 2006.
Frente a la plaza principal
con su atractivo quiosco, se encuentra la Parroquia de Nuestro Señor de la
Ascensión con su elegante torre con cúpula. Dentro de la Casa de la Cultura, un
pequeño museo exhibe artefactos históricos y piezas arqueológicas de la región.
Otro atractivo es el museo adyacente a la iglesia con arte sacro, antigüedades
religiosas y pinturas dedicadas a los milagros del santo patrón. Quizás lo más
importante se encuentra enclavado en el cerro llamado hoy Guachimontón y que formaba
parte del señorío de Etzatlán, el sitio arqueológico de Guachimontón, sobre
sale mostrando su esplendor y grandeza.
Se dice que el sitio arqueológico
era una gran metrópolis prehispánica, la capital de la cultura conocida como la
Tradición Teuchitlan que surgió en el año de 1000 AC y alcanzó su apogeo en 200
DC. La Tradición Teuchitlán, se caracteriza por sus edificios colocados en
disposición circular; este patrón arquitectónico se extiende por una región muy
amplia desde el Cañón de Bolaños (Cabrero y López, 2002), pasando por el
norcentro de Jalisco hasta la región del Bajío (Weigand, 1993), comprendida por
los estados de Jalisco, Michoacán y Guanajuato.
Como característica
arquitectónica principal puede mencionarse el acomodo de 8 a 12 estructuras
rectangulares construidas sobre una banqueta circular que rodea a un patio en
medio del cual se ubica un altar central de planta circular (Weigand. 1993). Los
conjuntos circulares sugieren un acceso restringido y de uso exclusivo para las
familias de gobernantes y la casta sacerdotal. Los recintos circulares del
Occidente son únicos, pero su geometría sigue principios ampliamente
cosmológicos, comprendidos y compartidos por los pueblos de Mesoamérica, como
son: orientación cardinal, eje vertical que conecta al cielo a la tierra y el
inframundo, bordo circundante que corresponde al horizonte, postes como de
reloj de sol o estructuras altas que marcaban la posición del astro.
El paisaje que puede
contemplarse desde el sitio, es considerado por los arqueólogos como
“político”. Un paisaje político está compuesto de estructuras diseñadas para
imponer o preservar la unidad y el orden dentro de un territorio o para hacerle
ajustes a gran escala o largo plazo. Este sitio es una de las zonas de mayor
influencia en su tiempo y se calcula que tuvo alrededor de 40 mil habitantes en
conjuntos habitacionales que cubrían 24 mil hectáreas.
En el caso particular del
sitio Guachimontones, es única en Mesoamérica, por sus pirámides circulares conocidas
como los guachi montones, o "montes donde se encuentran muchos
guajes". El museo de sitio, el Centro
Interpretativo Guachimontones Phil Weigand, muestra parte de este
esplendor y grandeza que tuvo el sitio arqueológico donde la visita pública
puede interactuar aprendiendo algo sobre el pasado.
El sitio fue descubierto por el
arqueólogo Phil Weigand en 1970. Después con un equipo de arqueólogos mexicanos,
se dio a la tarea desde 1999, el estudiarlo y parcialmente restaurarlo. Uno de
los montecillos plenamente excavado y expuesto es llamado "La Iguana"
que se ha convertido en nuestros días en un centro ceremonial de importancia.
El arqueólogo Weigand y la
maestra Acelia García, por más de treinta años se dieron a la tarea de
localizar y registrar más de dos mil sitios y aproximadamente 400 edificios de
círculos concéntricos que abarcan diferentes periodos, es decir, del formativo
tardo, fase del Arenal; 300 a. C. a la fase Teuchitlán l; y 350 a 700 d. C.
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